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jueves, 7 de junio de 2012


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Olghoi-Khorkhoi, el gusano mongol de la muerte


Conocido en Mongolia como Olghoï-Khorkhoï, fue visto por primera vez en 1926 en el sur del desierto de Gobi en Mongolia. Fue descrito como un gusano largo y fino de 60 cm de largo. Se reportó que esta criatura es capaz de rociar a sus víctimas con ácido, el cual causa la muerte casi instantánea.
También se le atribuye la habilidad de matar a distancia, dando una fuerte descarga eléctrica. Fue visto numerosas veces, incluso por el presidente de Mongolia. Se comenta que la criatura, hiberna durante la mayoría del año, excepto durante junio y julio.

Las Investigaciones

El estadounidense Roy Chapman Andrews ,del Museo Americano de Historia Natural, que, entre 1922 y 1930, lideró varias expediciones pioneras al Gobi . En su obra ” La reconquista de Asia central”( 1932), Andrews no sólo nos dejó una vívida descripción de los pintorescos paisajes del gran desierto mongol ” donde los acantilados son como castillos medievales con agujas y torretas que bajo el sol del atardecer adquieren maravillosos tonos de rojo ladrillo”, sino que además tuvo tiempo de documentar las creencias de sus habitantes. De este modo, se convirtió en el primer occidental en divulgar las historias de los pastores nómadas del Gobi acerca del temible Olghoï-Khorkhoï,- un vocablo que quiere decir “gusano-intestino” – una enigmática criatura capaz de fulminar con su potente veneno a cualquier ser viviente: “Se trata probablemente de un animal mítico, aunque puede ser que haya algo de cierto en lo que me cuentan , ya que todos los mongoles del norte del país creen en su existencia y lo describen prácticamente igual.
Mide alrededor de 60 centímetros, posee un cuerpo en forma de salchicha y no tiene ni cabeza, ni patas; es tan venenoso que tocarlo significa la muerte instantánea. Se dice que habita en las regiones arenosas más secas del desierto occidental .
Por su parte el checo Ivan Mackerle, dirigió una expedición al desierto del Gobi en 1990. Durante su viaje recogió testimonios muy similares acerca del gusano-intestino. Un pastor mongol le dijo que ” se parece mucho al intestino de una vaca, su piel es de color rojo sanguinolento o salami y resulta difícil distinguir la cabeza de la cola ya que no posee ni ojos, ni nariz, ni boca visibles”. Añadió también que ” la criatura se desplaza de un modo extraño, bien rodando, bien arqueando el cuerpo hacia los lados y que se siente atraída por los objetos de color amarillo”. Otro testigo, Yanjindgin Mahgaljav, aseguró haber visto como el gusano-intestino mató una manada entera de camellos al sur de Nyon en los años 60.

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La clave del enigma

Aunque este tipo de anécdotas evocan la imagen de uno de esos seres alienígenas que suelen aparecer en las películas de ciencia-ficcion, lo cierto es que tanto el aspecto como los hábitos del Olghoï-Khorkhoï parecen apuntar a una explicación mucho más mundana. O al menos eso es lo que opina el criptozoólogo francés Michel Raynal quien recientemente ha propuesto que el enigmático gusano-intestino del Gobi podría ser una especie desconocida de anfisbenio.
Los anfisbenios son unos animales muy singulares y podríamos definirlos como “los topos” del grupo de los reptiles ya que viven en galerías que ellos mismos se encargan de excavar. A pesar de que comparten un ancestro común con los lagartos y las serpientes han desarrollado toda una serie de características anatómicas que los diferencian de ellos y que están relacionadas con su peculiar modo de vida.

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Los expertos les dan el nombre vulgar de “lagartos-gusano” y no es para menos: tienen un cuerpo cilíndrico, grueso y alargado y la mayoría carece de extremidades. Además, sus escamas están dispuestas en círculos alrededor del cuerpo, lo que les da un aspecto segmentado semejante al de las lombrices de tierra. Hasta en la manera de moverse son únicos ya que pueden desplazarse tanto hacia adelante como hacia atrás y lo hacen arqueando el cuerpo hacia los lados- como los reptiles- o por medio de ondulaciones ascendentes y descendentes como las orugas. Los ojos de los anfisbenios son diminutos y la cabeza y la cola pueden llegar a tener una forma tan parecida que, a veces, resulta difícil distinguirlas (De hecho en Colombia les llaman ” serpiente de dos cabezas” ). En definitiva, casi todas las señas de identidad que caracterizan a este grupo de reptiles subterráneos (el grosor de su cuerpo, la manera tan peculiar que tienen de moverse, la dificultad para distinguir entre la cabeza y la cola, su aspecto anillado, etc…) coinciden a la perfección con las del temible gusano-intestino de Mongolia.
Excepto una: los anfisbenios son criaturas inofensivas. ¿ Cómo explicar entonces el aura de animal mortífero que rodea al Olghoï-Khorkhoï?.  Incluso en este aspecto los anfisbenios siguen proporcionándonos un sólido punto de referencia pues en algunas regiones existe la creencia errónea de que se trata de animales altamente venenosos.
Fuente:
Como las notícias de este gusano son bastante antiguas, la información en internet a proliferado como las setas en otoño degradando en muchos casos a posts realmente de ciencia ficción, donde el gusano en cuestión se ha convertido en un  megabicho monstruoso  y devora humanos, más parecido a los de la peli de Temblores. He elegido tomar prestado el post de esta web por parecerme el más sensato y menos corrompido. Supongo que al paso que evoluciona el gusano Mongol en la red, en breve se presentará como los míticos gusanos de arena de Dune.
El de Temblores, que se inspiró en esta historia.
El de Temblores, que se inspiró en esta historia
Y el de Dune... tiempo al tiempo.
y el de Dune.

Chequeen este enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=G5Mk5wb2cgk

jueves, 30 de diciembre de 2010

Conozca el top 10 de los perros más agresivos

La agresividad canina es uno de los problemas más serios que puede enfrentar un propietario de perros; aqui tenemos la lista los perros mas agresivos.


1. Pit Bull Terrieres el perro mas agresivo, no es recomendable para los niños, siendo deseable que su dueño posea experiencia en la tenencia de perros de defensa. El amo de un Pit Bull debe demostrar autoridad y determinación.

2. Staffordshire Bull Terrier perro compacto, musculoso, ágil, valiente y tenaz. Suele ser amigable con las personas y particularmente con los niños, sin embargo puede ser agresivo con perros y otros animales.



3. American Staffordshire Terrier es conocido como amstaff y musculoso. Es extremadamente fuerte para su tamaño y su coraje es a toda prueba. No es buena idea dejarlo solo con otros animales o con niños pequeños. Aún cuando es un perro tranquilo, puede presentar un fuerte impulso de presa.


4. Dogo Argentino es muy resistente y robusto, de estructura maciza y musculoso. Insensible al dolor, capaz de combatir con animales más grandes que él y matarlos, es fiel a su amo. En casa suele comportarse bien y casi nunca ladra, tranquilo y equilibrado.

Puede ser agresivo si no es educado correctamente desde temprana edad.


5. Fila Brasileño perro de guardia, pastoreo y poderoso, alcanza una velocidad muy rápida para un animal tan grande y pesado.


6. Tosa Inu es una de las razas favoritas para los amantes de los perros de gran tamaño, es recomendable para personas con experiencia en el cuidado de canes, excelente guardián del hogar.


7. Akita Inu perro fuerte, equilibrado y capaz de realizar la labor de un perro grande. Son fieles e inteligentes. Pero debido esa inteligencia, se aburren fácilmente, lo que les provoca a ser destructivos.


8. Bull Terrier perros son extremadamente valientes y combativos. Los bull terrier necesitan mucha compañía y afecto, y es mala idea dejarlos solos por largos períodos, porque destruirán lo que encuentren. Además de compañía, necesitan mucha supervisión, y no son apropiados para muchas familias.


9. Rottweiler se caracteriza por ser fuerte, atlético, valiente, seguro, confiable y leal con los suyos. El carácter del rottweiler también tiene sus desventajas. A pesar de ser muy seguros de sí mismos, pueden ser muy reactivos. Por eso, es importante socializarlos desde cachorros para que se lleven bien con las personas, con los perros y con otros animales.


10. Mastiff inglés viene de los antiguos molosos asirios, es auxiliar del hombre y extremadamente apegado a su dueño, desconfiado. Si es atacado resulta terrible. Su aspecto es masivo y simétrico, posee un cuerpo bien construido de características musculosas.


Visto en: planetacurioso

martes, 21 de diciembre de 2010

Científicos japoneses crean un ratón que canta como ave


Científicos japoneses anunciaron este martes la creación de un ratón que canta como un pájaro, una “evolución” producto de la ingeniería genética con la que esperan arrojar luz sobre los orígenes del lenguaje humano.
Foto: Universidad de Osaka
Foto: Universidad de Osaka
Un equipo de investigadores de la Universidad de Osaka, en el oeste de Japón, creó este animal en el marco de su “Proyecto de ratón evolucionado”, en el cual los científicos usan ratones genéticamente modificados propensos a las mutaciones.
“Las mutaciones son la fuerza motriz de la evolución. Hemos cruzado ratones genéticamente modificados por generaciones para ver qué pasaba,” dijo a la AFP el principal investigador, Arikuni Uchimura.
“Verificamos los ratones recién nacidos uno por uno… Un día encontramos un ratón que cantaba como un pájaro”, dijo, aclarando que el “ratón cantarín” nació por casualidad, pero ese rasgo se transmitirá a futuras generaciones.
“Me sorprendió porque había estado esperando ratones diferentes físicamente”, explicó por teléfono, y añadió que, de hecho, con el Proyecto también se llegó a crear “un ratón con extremidades cortas y una cola como un perro salchicha”.
El laboratorio, dirigido por el profesor Takeshi Yagi, de la Escuela de Estudios Superiores de Biociencias de la Frontera de la Universidad de Osaka, cuenta actualmente con más de 100 “ratones cantarines” para futuras investigaciones.
El equipo espera que estos animales den pistas sobre la evolución del lenguaje humano, de la misma manera que investigadores de otros países estudian aves como los pinzones para intentar explicar el origen del lenguaje humano.
Los científicos descubrieron que las aves utilizan diferentes elementos sonoros, que emiten juntos en trozos como las palabras del lenguaje humano, y luego “encadenan” esos trozos en “canciones” sujetas a ciertas reglas lingüísticas.
“Los ratones se pueden estudiar mejor que las aves debido a que son mamíferos y están mucho más cerca de los seres humanos en sus estructuras cerebrales y otros aspectos biológicos”, dijo Uchimura.
“Estamos viendo cómo un ratón que emite sonidos nuevos afecta a los ratones comunes en el mismo grupo… en otras palabras, si tiene connotaciones sociales”, dijo, y agregó que los ratones comunes emiten chillidos, principalmente cuando están bajo estrés.
Teniendo en cuenta que los ratones mutantes pían más fuerte cuando son colocados en diferentes ambientes, o cuando los machos se juntan con las hembras, sus gorjeos “puede ser una especie de expresión de sus emociones o condiciones físicas”, explicó Uchimura.
El equipo halló que los ratones normales que crecieron con ratones cantarines emitían menos ultrasonidos que otros, lo que podría indicar que los métodos de comunicación pueden propagarse en el mismo grupo como un dialecto.
Uchimura sueña con seguir con la “evolución” de ratones mediante ingeniería genética.
“Sé que es una posibilidad muy remota y la gente dirá que es ‘demasiado absurdo’… pero estoy haciendo esto con la esperanza de crear un Mickey Mouse algún día”, concluyó.

viernes, 22 de octubre de 2010

Perro ruso practicando Parkour!

Canelo, el perro que esperó a su dueño 12 años en la puerta de un Hospital


Este es Canelo, un ser excepcional. Su dueño, enfermo del riñón, estaba en diálisis, y todos los días Canelo le acompañaba y le esperaba a la puerta. Hasta que un día no salió. Canelo se negó a moverse de allí, y allí vivió esperando, a la puerta del hospital, durante nada menos que doce años. El perro Canelo ha sido toda una institución en Cádiz, y Cádiz ha demostrado que sus ciudadanos también saben ser fieles. Quizás no tanto como Canelo, pero casi. Hace justo seis años que Canelo se fue con su dueño, pero nadie le ha olvidado, hasta el punto de que Cádiz le ha dedicado la calle en que vivió.

Seguid leyendo: es una de esas historias que vale la pena conocer.

Canelo era, para su dueño, compañía y aliento, y cuando enfermó y se vio sometido a diálisis diaria, el perro Canelo le acompañaba hasta la puerta del gaditano Hospital Puerta del Mar, alias “La Residencia”. Espérame aquí, chaval; y Canelo esperaba, matando las largas horas de la diálisis a base de pensar en el momento en que se abriría la puerta y Dueño saldría por ella. Pero un mal día Dueño no salió: su vida se enganchó entre tubos y agujas, y hubo de quedarse ingresado.
Durante varias semanas, Canelo esperó y esperó. Las enfermeras amigas le traían noticias del amo, recuerdos y besitos, además de comida. Le prepararon una cama de cartones a cubierto, adivinando que el perro no iba a marcharse. Pero su Dueño murió, y Canelo, ay, se negó a entenderlo. Y decidió que allí se quedaba. Y se quedó.
Intentaron buscarle un hogar, pero fue en vano. El perro Canelo no quiso más hogar que aquel que le hacía sentirse a un paso de su dueño. Los laceros de la perrera municipal cogieron un día a Canelo, porque hubo uno que lo denunció, diciendo que había atacado a su perro. Se movieron los trabajadores de la Residencia y los amantes de los animales y pidieron el indulto de Canelo como los pañuelos blancos de una plaza reclaman la vida de un animal bravo y noble. Los vecinos de la Avenida le adoptaron colectivamente, y Canelo fue el perro de todos. Nunca le faltó comida, ni agua, ni una mantita en invierno, ni las caricias que no podía ya prodigarle el amo, ni una palabra de aliento. El pueblo gaditano aceptó chucho (como animal de compañía), y hasta consiguió que el teniente de alcalde de Sanidad, José Blas Fernández, firmara un decreto perdonándole la vida.
AGADEN se encargó del tema sanitario, y Canelo era un perro sano, vacunado y con todos los papeles en regla. Y durante doce años, doce, vagabundeó por los alrededores del hospital haciendo de su callejón su reino, a la espera siempre, con la seguridad absoluta de que su dueño no le había abandonado. Doce años, hasta el mal día en que se dejó el pellejo debajo de las ruedas de un coche, o, quién sabe, pensó “mucho está tardando este, me voy a ver si lo encuentro”.
Cádiz rinde así homenaje a este perro valiente y leal y le ha dedicado el callejón en que pasó su vida. Por lo menos, que nadie olvide que la lealtad y la fidelidad existen.

¿UNA CALLE CON EL NOMBRE DE UN PERRO?
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En la trimilenaria ciudad de Cádiz, un animal escribió con letras de constancia y pulso de lealtad, una de las más hermosas páginas que la humanidad recuerde. Lo llamaron "El perro de Cádiz" y "El perro de todos". Incluso, alguien lo definió como canis viator gardirense, es decir, "perro callejero gaditano".
Este can tiene calle propia. El Ayuntamiento, gracias al empuje de AGADEN (Asociación Gaditana para la Defensa de la Vida y el Estudio de la Naturaleza) y del pueblo entero, le dio su nombre a la vía peatonal adyacente al Hospital Puerta del Mar, donde el chucho pasó sus últimos años. En la citada calle se instaló una rememorativa placa de bronce -obra de la escultora Presentación Navarro-, en la que se lo ve echado, en inequívoca postura de espera.

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Esta historia empezó a rodar al final de la penúltima década del siglo XX, y cuenta con dos protagonistas; un vagabundo doblegado por el padecimiento, y un perro de conducta mansa y silente andar. Para el mendigo su perro lo era todo; amor, amistad, y coraza contra el virulento soplo de la soledad. Y para el perro su dueño significaba el lenguaje pleno reducido a dos palabras; un amigo. Las calles gaditanas los vieron pasar enhebrando paseos y alegrías; el hombre vigilando su can con la amplitud de su cariño, y el can husmeando en cada rincón, y enredándose en breves carreras con oponentes imaginarios.
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El indigente, una persona de salud quebrantada, albergaba en su interior un desagradable invasor; una enfermedad renal que le exigía someterse a diálisis cada semana. El perro, cual sombra asociada, iba con él hasta la entrada del Hospital Puerta del Mar.
Aquella mañana el mendigo se despidió de su mascota:
-Espérame aquí, compañero.
Y el "compañero", como siempre, se quedó allí; firme.

Pero ese día la dolencia derivó en gravedad, y el paciente fue ingresado de urgencia. Mientras tanto, el chucho calmamente aguardaba al amigo.
Y se produjo lo inevitable, ¡la muerte llegó sin preámbulos y al enfermo le firmó el fin de su existencia!
El perro desconocía que el amor y las caricias nunca más tornarían.

Por la puerta que enmarcaba el regreso, el amigo no salió. Tal vez la muerte, en un gesto bondadoso, le dio otro camino a la retirada, librando al animal del trauma de la separación.
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Las horas fueron cayendo en el depósito del tiempo, y el portento del reencuentro se resistía a mostrar su rostro amable. En la memoria del can resonaba la frase que marcaría el comienzo de su desamparo: "Espérame aquí, compañero". Y ahí se mantenía, repasando con mirar prolijo las figuras de quienes abandonaban el centro sanitario.



Las jornadas pasaron y las preguntas corrieron rumbo al entendimiento de Cádiz; ¿qué hacía ese perro en la puerta del hospital? ¿Por qué sus ojos siempre estaban clavados en la entrada? ¿Por qué volvía cuándo lo espantaban? La búsqueda de respuestas fue abonando la curiosidad popular. Empero, pronto la verdad destapó la razón del extraño comportamiento; el perro aguardaba a su dueño, y su dueño había muerto al otro lado de la puerta.
Rápidamente el drama del animal empezó a hallar cobijo en todas las conversaciones, y se referían a él por el apelativo de Canelo, el color de su pelo. Y Canelo poco a poco se fue convirtiendo en la personificación de la lealtad.


El personal del hospital, los vecinos, y los taxistas con parada en el lugar, acoplaron el esmero al respeto, y lo atendieron en sus necesidades. Mas, por timidez o por un reflejo de cortesía el chucho rechazaba el agua y la comida. No obstante, en el momento que la debilidad se impuso, la merma de fuerzas le aconsejó aceptar las invitaciones. Comía y bebía con gesto humilde y miradas agradecidas, meneando la cola en réplica a las caricias que le daban.
Muchos quisieron adoptarlo, pero en Canelo la determinación lucía un único tono; la fidelidad. Y la fidelidad lo estancaba en señera actitud, y con la imagen del amigo refugiada en su memoria; deseando verlo aparecer con la sangre renovada, enarbolando una sonrisa, y trayendo en las manos el contacto que premiaría la espera.

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Los días transcurrieron conformando meses, los meses al agruparse formaron años, y los años agigantaron su desdicha en la emoción de la gente. Pero él aguantaba, ungido de firmeza, inaccesible al desaliento, y con la intemperie como abrigo.
Las crónicas de entonces registran: "Desde Estados Unidos llegó una caseta de can para que fuera su vivienda, pero las ordenanzas municipales prohibían su instalación a las puertas del hospital". Canelo ni se inmutó por la rigidez del Ayuntamiento, y continuó siendo lo que siempre había sido; un "sin techo".

La triste historia de este perro triste obtuvo resonancia nacional e internacional. De él se ocuparon numerosos medios de comunicación, y apareció en los noticieros de todo el mundo. La BBC le dedicó un documental tierno y conmovedor.

Una mañana, Canelo sintió que algo en forma de redondel silbaba sobre su cabeza, y antes que el instinto lo catapultara al salto de la fuga, la cuerda aterrizó en su cuerpo y un tirón apretó el nudo del rigor cortándole la respiración. Quedó con las patas abanicando el aire, haciendo de la impotencia el cepo de su desesperación. Los laceros lo llevaron a la perrera. Sin una queja, Canelo integró su mansedumbre en los ladridos de los otros ocupantes del lugar -verdadero corredor de la muerte para los animales sin hogar-. ¿Qué había ocurrido? Pues, que un caballero presentó una denuncia, quejándose de la permisividad otorgada al can tan cerca del acceso al hospital, sin contemplar el riesgo para la salud pública.
La reacción no tardó en emerger; los gaditanos, con AGADEN al frente, se aunaron en el grito y arremetieron contra las autoridades municipales. El empeño popular obró el prodigio de la rectificación. El Ayuntamiento decidió poner en la liberación una vertiente de simpatía, y lo convirtió en "perro indultado" (privando así a la perrera de su huésped más ilustre). La presión del pueblo salvó a Canelo del "aislamiento preventivo" y de la guadaña sanitaria.
AGADEN se hizo cargo de él, y tras vacunarlo y desparasitarlo, le arregló la documentación a fin de que dejara de ser un "sin papeles". Y nuevamente hubo personas que intentaron adoptarlo. Intentos baldíos, ya que se escapaba y volvía al sitio; a la atalaya de la expectativa. A él le constaba que su amigo entró por ahí y por ahí tendría que salir.
El 9 de diciembre de 2002, días antes que el nuevo año desembarcara con sus campanadas, brindis y alegría, Canelo, ahogado por la espera, cruzó una calle en pos de un respiro, y la muerte vino a su encuentro montada en el ímpetu motorizado. En las inmediaciones del Hotel Playa Victoria, el descuido de un conductor lo descabalgó de la vida. El desaprensivo, al amparo de los reflejos de la chapa de su automóvil, huyó a ocultarse entre los pliegues del anonimato. Canelo acabó tumbado, vencido; sintiendo los pulmones en fase decreciente, y maquillando el rostro del asfalto con su sangre generosa.
La noticia ¡estremeció la ciudad! ¡La mudez se apoderó de las gargantas! Los niños mordieron sus risas, la actividad arrió banderas, la ambición detuvo los vaivenes, y el pueblo buscó en los corazones una lágrima de consuelo. En la atmósfera se palpaba el desgarro del silencio. A los ojos de Cádiz subió la tristeza, y el pesar congeló todos los gestos; el perro más querido se había marchado a los puertos del adiós.

Así concluyeron doce años de inútil espera. Doce años consumidos palmo a palmo, minuto a minuto, mirada a mirada; ensamblando luces y sombras, fríos y calores, céfiros y tormentas. Canelo, al morir, su postrer pensamiento viajó hasta el añorado amigo, llevándose cual regalo de despedida, el recuerdo del arrullo de sus palabras, la tibieza de su mano cariñosa, y el tintineo de su sonrisa.

La vida de Canelo se escurrió por la estela dibujada con su lealtad, pero nos dejó lo único que nos podía dejar; un inolvidable mensaje de amor. El olvido no ha borrado su huella. Su infelicidad permanece engarzada a la memoria de aquellos que lo amaron. Gente que tránsida de emoción, al pie de la placa estampó esta leyenda: "A Canelo, que durante 12 años esperó a las puertas del hospital a su amo fallecido. El pueblo de Cádiz como homenaje a su fidelidad. -Mayo de 2003".




Este modesto animal, ergo haber vivido en estado de abandono, pasó a ser la musa de una pléyade de artistas, saltanto de las bellas artes a la música, y de la música a las letras. Miguel Torres López lo incluyó en su novela "Los que esperan". Pépin Muriel le dedicó el libro infantil "El perro Canelo". El poeta Juan Pablo le hizo un poema "A Canelo", al que pertenecen estos versos: "Te encuentro siempre triste y abatido, pero atento adonde tu mirada alcanza, porque aún no has perdido la esperanza, ni aceptas que tu amo se haya ido".

domingo, 29 de agosto de 2010

Momentos unicos cortesia de N.G. Parte 3



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