Wikipedia

Resultados de la búsqueda

Buscar este blog

jueves, 22 de julio de 2010

Rico Mc. Pato de lustrabotas a magnate minero y zar de las finanzas

 
Mi salud comenzaba a flaquear tras varios meses de trabajo febril. Mi médico, preocupado por unos incipientes síntomas de burn out, me había aconsejado: "Tanto management le está quemando la cabeza. Tómese una semana de vacaciones para despejarse".

Así, daikiri en mano, estaba yo bronceándome en una de las bellísimas playas de Patolandia, cuando una voz inconfundible me despertó de mi letargo: "Sjjeñor Ajjssst, un gujjjsto saludarjrjlo".

Era el mismísimo Pato Donald. Me llevó varios minutos descifrar las intenciones de tan ilustre (e incomprensible) personaje. Pero finalmente entendí que pretendía invitarme a visitar a su multimillonario tío.

Sé que mi médico me reprochará la decisión. Pero, ¿cómo dejar pasar la oportunidad de entrevistar a esta imponente figura de los negocios globales?

Según el ranking 2007 de Forbes, Tío Rico (o Scrooge McDuck, por su nombre en inglés) acumula un patrimonio de más de 28 mil millones de dólares (es, por lejos, el pato más rico del planeta).

Tras una ducha rápida en mi hotel, Donald me condujo en limusina a la impresionante mansión de su tío, quien me recibió en un lujoso despacho empapelado con símbolos de dólar.

Al parecer, acababa de salir de uno de sus célebres baños en monedas de oro (de hecho, algunas monedas se le habían quedado enredadas en las patillas).

Tras los saludos de rigor, disparé:

Federico Ast : Cuénteme sobre sus orígenes... ¿Cómo empezó su trayectoria en los negocios?

Tío Rico : Nací en Glasgow, Escocia, en un hogar obrero de proverbial miseria. Un buen día, mientras trabajaba como lustrabotas, un cliente me pagó con una moneda de diez centavos de dólar. Yo lo maldije. ¿De qué me servía esa moneda en el viejo terruño?

Y, sin embargo, aquella moneda cambió mi vida. "¿Por qué no probar suerte en el nuevo mundo?", me dije. Tenía yo trece años cuando, sin un centavo en el bolsillo, me enrolé como marinero en un barco de carga hacia los Estados Unidos.

Federico Ast : Y allí empezó a trabajar en minería...

Tío Rico : En realidad, mi primer emprendimiento estuvo vinculado con la ganadería. Una pésima elección. Bajos márgenes, grandes fluctuaciones de precios. Demasiado riesgo por pocos beneficios.

Mientras yo luchaba por mantenerme a flote, un factor disruptivo revolucionó el ambiente de negocios: la fiebre del oro en el oeste.

Liquidé mi empresa y me uní a los miles de jóvenes ambiciosos que viajaban al Klondike, el Silicon Valley de aquellos tiempos.

Pero, al principio, mi proyecto minero no fue por mejor camino que mi emprendimiento agropecuario. Al fin y al cabo, yo era uno más entre tantos otros miles que, con pico y pala, pretendían forjar una rápida fortuna.

Ahora bien. Dígame usted: ¿dónde hay una oportunidad rentable en este escenario?

Federico Ast : Sinceramente, no se me ocurre una respuesta. Parece un mercado saturado.

Tío Rico: Eso es porque usted no es tan brillante como yo. Desde luego, el negocio no estaba en la extracción sino en el B2B.

Así, fundé una compañía de provisión de soluciones integrales para corporaciones mineras. Es decir, me convertí en proveedor de toda clase de productos y servicios: picos, palas, alimentos, consultoría geológica, análisis de riesgos, etc.

Mi propuesta de valor era inigualable. Pronto arrasé con unos pocos competidores débiles y dispersos. Por delante, un océano azul prácticamente monopólico. De esta forma, a los 32 años, alcancé mi primer millón.

Federico Ast : Brillante, realmente. ¿Cómo fue el proceso de expansión internacional de su empresa?

Tío Rico : Aquí no hay demasiado secreto. El paso más evidente consistía en aprovechar la expertise para ofrecer el mismo servicio a corporaciones mineras de otros países.

Algunos años después, con el negocio consolidado, aposté por la integración vertical hacia adelante, fundando mi propia compañía de exploración y extracción.

Gané concesiones de explotación de yacimientos en Australia y Sudáfrica. Pronto me convertí en el empresario minero más influyente del mundo. Mi empr...

Federico Ast : Disculpe la interrupción... Quisiera profundizar un poco en este punto. Se han corrido rumores de que usted ha ganado aquellas licitaciones mediante maniobras, ehh... Non sanctas, por decirlo de alguna manera.

Tío Rico (visiblemente fastidiado) : Mire, el mundo de los altos negocios es una jungla. Y usted es demasiado idealista. Es todo lo que diré al respecto. Sigamos adelante, por favor.

Federico Ast (conteniendo un impulso irresistible de repreguntar sobre la cuestión): ¿Cómo realizó la transición desde la actividad minera hacia las finanzas?

Tío Rico : Hasta un niño sabe que nunca conviene poner todos los huevos en un canasta. Y mucho menos, si esta canasta es un negocio de commodities sometido a violentas fluctuaciones de los precios internacionales.

Mi corporación era un gigante con pies de barro. Así, para reducir riesgos, armé un fondo de inversión que se convirtió en el cerebro de mi holding.

A través de este brazo financiero, diversifiqué mi portafolio hacia una multitud de negocios que sería demasiado largo enumerar.

Pero, para que tenga una idea, prácticamente todo lo que usted ha consumido desde su llegada a Patolandia fue producido por alguna de mis empresas.

Federico Ast : Bien... Si me permite una pregunta de índole más personal. ¿Ha pensado en retirarse?

Tío Rico (enérgico): ¡Jamás! Yo soy un apasionado por HACER. Y seguiré trabajando quince horas diarias hasta el último día de mi vida.

(De pronto, su rostro se ensombreció)

Aunque es cierto que no viviré por siempre. Algunos años atrás, hemos diseñado un plan de sucesión para una transición ordenada el día en que yo ya no esté. Si bien dirijo una corporación global, en el fondo somos una empresa familiar. Y quiero que mi familia siga con mi obra.

Federico Ast : ¿Dejará la empresa en manos de su sobrino Donald?

Tío Rico (desquiciado) : ¿Está usted loco? ¿Dejar la obra de mi vida en manos de un incompetente al que no le entiendo ni la mitad de lo que dice? ¿Usted se lo imagina en una reunión de directorio discutiendo la "esjjtragsgia de la empresjsjsa"? ¿Qué clase de respeto podría tener un líder de estas características?

(La imitación me pareció asombrosamente cruel, sobre todo, teniendo en cuenta que Donald se encontraba en la habitación)

La empresa quedará en manos de Hugo, Paco y Luis, los directores de las tres principales unidades de la organización.

Federico Ast : ¿Pero cuál de los tres será el CEO?

Tío Rico : Lo siento, pero eso es confidencial. (Tío Rico miró su Rolex). Bien, se está haciendo tarde y es hora de otro baño en monedas de oro. Puede hacerme una última pregunta.

Federico Ast : Delante de mí, tengo a uno de los empresarios más exitosos de todos los tiempos. Desde la nada, usted construyó una de las corporaciones top de Fortune 500. Usted es realmente un pato que se hizo a sí mismo.

Aunque también veo a un personaje solitario y adicto al trabajo. ¿Se arrepiente de algo?

Tío Rico (tras un largo suspiro): La vida es una elección constante, señor Ast. Y el camino que escogí exige una dedicación absoluta...

Federico Ast : Pero usted tiene más dinero del que cualquiera pueda gastar en varias vidas. ¿Por qué sigue trabajando tantas horas?

Tío Rico: Es evidente que usted sigue sin entender. No se trata de dinero. Mi empresa es mi sello en este mundo, es mi legado... En definitiva, mi nombre impreso en cientos de productos es el testimonio que dirá que yo he vivido. 
 
Via: Federico Ast.

No hay comentarios: