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viernes, 5 de febrero de 2010

CHOQUEQUIRAO Centro Arqueológico de Choquequirao, Cusco

Esta gran obra se ubica sobre una amplia meseta andina en la provincia de La Convención, región Cuzco, en pleno valle de Vilcabamba. El conjunto arqueológico se encuentra a 47 km del pueblo de Cachora en la montaña Choquequirao perteneciente al Cordillera del Salkantay, en la margen derecha del río Apurímac. Choquequirao está a una altura de 3,085 m.s.n.m., en la cima de una montaña. El conjunto arqueológico de Choquequirao no fue construido para ser un lugar al que se accede como de pasada, y llegar a él demanda dos días de disciplina marcha, largamente compensada por la belleza del paisaje que acompaña al caminante desde sus primeros pasos. El trayecto se inicia en Cachora (2 800 msnm), un pequeño pueblo del departamento de Apurímac al cual se llega, habiendo partido del Cusco, después de cuatro horas de buena carretera (145 km asfaltados y 10 km afirmados). Es allí donde se contacta con los arrieros de mulas, quienes además hacen las veces de guías. Una familia local ofrece hospedaje y el único teléfono de la localidad.

Leyenda e historia se hicieron confusas entre los mitos de los Andes. Choquequirao atrajo la atención de mundo como la ultima resistencia Incaica contra los conquistadores. De acuerdo con los arqueólogos Peruanos esta ciudad perdida fue el lugar donde los incas, que escaparon de Cusco, tomaron refugio y resistieron durante 36 años   (1536-1 572) a la invasión Española. Después de la derrota de Manco Inca en Cusco los sobrevivientes de un antiguo y poderoso Imperio Incaico huyeron hacia Choquequirao. Este fue un importante centro político y religioso donde los últimos descendientes del imperio continuaron realizando sus rituales.
Muy afuera del sendero marcado, Choquequirao, la “Cuna de Oro” es una increíble reserva Inca comparada en tamaño con Machu Picchu y ubicada, dramáticamente, a unos 2,000 metros sobre el rugiente río de Apurímac. Es accesible, solamente, a través de una dura y larga caminata. La construcción de Choquequirao es obra de los sucesores del Inca Pachacutec, Tupac Inca Yupanqui (1471-1493) o Huayna Capac (1493-1 527).  En el lugar se utilizaba cerámica domestica y ceremonial del estilo clásico cusqueño, y también de otros, propios de la población que se trasladó para construir y poblar el sitio de manera permanente, probablemente agricultores experimentados en construir y explotar los andenes agrícolas en zonas de ceja selva. Aproximadamente 40% del centro ceremonial inca de Choquequirao está libre de vegetación. El área restante está formada por un complejo sistema de andenes construidos en laderas sumamente empinadas. Hace poco ha sido ubicada una impresionante escalera de 180 andenes que, descendiendo desde uno de los flancos del centro ceremonial, llega hasta el río, en el que es posible nadar. Choquequirao fue posiblemente uno de los puntos de control de ingreso a la región de Vilcabamba, y en tanto tal un núcleo administrativo con funciones políticas, sociales y económicas. En su concepción urbana siguió los patrones simbólicos de la capital imperial con los lugares de culto dedicados al Sol, a los ancestros, a la tierra, el agua y otras divinidades, residencias reales, casas de administradores y artesanos, depósitos, grandes edificios para dormitorios o kallancas y andenes agrícolas del Inca y del pueblo. El área ceremonial se extiende a lo largo de 700 metros, percibiéndose una diferencia de nivel de hasta 65 metros entre la plaza principal y las partes más elevadas.
Choquequirao es un recinto recién descubierto; a alrededor de dos días de caminata desde la remota ciudad de Cachora. Esta se ubica más o menos a 4 horas en automóvil al norte de la capital Incaica de Cusco. Ida y vuelta, es alrededor de 60 Km. de Cachora hacia Choquequirao.
El cañón parece no tener fondo. Desde el mirador donde la caminata comienza, el río Apurímac se ve de color blanco verdoso con pequeños puntos negros, que uno sabe que son grandes rocas del porte de una casa. Lejos del cañón, los inmensos nevados de la Cordillera del Vilcabamba parecen llenar el cielo. Aun hoy en día la jornada es larga, pero para la creciente y abrumadora cantidad de gente que ama los retos, será todo lo que se espera. Sin duda alguna, una experiencia ¡que nunca olvidara!

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