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viernes, 5 de febrero de 2010

Derecho Comunitario CUNEF

E

LENGUAS

TRADUCCIÓN E INTERPRETACIÓN
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Muchas veces se confunde traducción con interpretación pese a que el traductor trabaja siempre con textos escritos y el intérprete vierte a otro idioma las expresiones orales de una persona. Muchas traducciones son practicas; (por ejemplo: manuales, informes oficiales o financieros) y otras son literarias (por ejemplo: poesía, novelas, ensayos…). En función del tipo de texto, la traducción puede requerir conocimientos técnicos de alguna materia o aspectos de carácter estilístico.

Debido a la globalización y a la rapidez del desarrollo tecnológico hace que la necesidad de traducir no haya desaparecido. La traducción automática puede dar al lector una vaga idea del significado de un texto escrito en un idioma que desconoce. Pero una buena traducción debe tener en cuenta el contexto, la estructura, las reglas gramaticales, y el estilo entre otras cosas. En las instituciones europeas se traducen textos jurídicos, políticos, y administrativos cuya forma y contenido son muy complejos y precisos.
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Traducción en la UE:
La Unión Europea es un sistema multilingüe donde la función de los servicios lingüísticos de las instituciones y organismos de la UE es mantener y fortalecer la comunicación multilingüe en Europa, y ayudar a los europeos a comprender las políticas de la UE. Por lo que la traducción escrita es lo que permite a la UE cumplir con sus obligaciones legales de comunicación al ciudadano; ya que esta promulga disposiciones legales que son directamente aplicables a los ciudadanos y a las empresas y por lo tanto, estos han de poder leer esas disposiciones en una lengua que entiendan. Los ciudadanos de la UE tienen derecho a contribuir a la integración europea y por ello han de poder hacerlo en su propio idioma.

Los principios básicos de la política lingüística de la UE son que todos los ciudadanos han de poder contribuir a su construcción, deben estar informados de lo que se hace en su nombre y disponer de los textos legislativos comunitarios en una lengua que puedan entender.
Antes de entrar en la UE cada futuro estado miembro debe elegir cual será su lengua oficial y este aspecto vuelve a acordarse en las negociaciones de adhesión. La lengua oficial requiere la confirmación unánime de los representantes de todos los estados miembros de la UE en el Consejo de la Unión Europea; puede constar en el Acta de Adhesión o como reglamento. El primer Reglamento del Consejo, de 1958 establece la lista de las lenguas oficiales de la UE e indica cuando es obligatoria su utilización:
Reglamento:
Artículo 1
« Las lenguas oficiales y las lenguas de trabajo de las instituciones de la Unión serán el alemán, el búlgaro, el castellano, el checo, el danés, el eslovaco, el esloveno, el estonio, el finés, el francés, el griego, el húngaro, el inglés, el irlandés, el italiano, el letón, el lituano, el maltés, el neerlandés, el polaco, el portugués, el rumano y el sueco ».
Artículo 2
Los textos que un Estado miembro o una persona sometida a la jurisdicción de un Estado miembro envíe a las instituciones se redactarán, a elección del remitente, en una de las lenguas oficiales. La respuesta se redactará en la misma lengua.
Artículo 3
Los textos que las instituciones envíen a un Estado miembro o a una persona sometida a la jurisdicción de un Estado miembro se redactarán en la lengua de dicho Estado.
Artículo 4

Los reglamentos y demás textos de alcance general se redactarán en las lenguas oficiales.
Artículo 5

El Diario Oficial de la Unión Europea se publicará en las lenguas oficiales.

El reglamento se basa en el artículo 290 del Tratado CE y el artículo 314 establece el principio del multilingüismo.
La principal función de los servicios de traducción de las instituciones y órganos de la UE es por lo tanto ofrecer versiones de los textos oficiales producidos por estas organizaciones en todas las lenguas oficiales.
La mayoría de los textos que se traducen corresponden a la legislación y sus documentos preparatorios. Los proyectos iniciales de la Comisión cuando se presentan a al Parlamento, al Consejo y los Comités deben entregarse en todas las lenguas oficiales para que todas las personas interesadas puedan conocer su contenido exacto. Estos organismos deben hacer sus aportaciones en todas las lenguas oficiales. Por lo que toda la legislación comunitaria, una vez finalizada, debe publicarse en el Diario Oficial en todas las lenguas oficiales para que pueda entrar en vigor. También se deben traducir a todas las lenguas oficiales los documentos de gran importancia política para que todos los ciudadanos de la UE puedan participar si así lo desean. La correspondencia con las autoridades, las asociaciones y las empresas se traduce solo a la lengua o las lenguas de los destinatarios.
Este planteamiento de la traducción garantiza el derecho del ciudadano a estar informado de los asuntos esenciales de la UE y por lo tanto poder comunicarse con ella en su propia lengua. Pero también vela por el interés del contribuyente ya que solo traduce lo realmente necesario. Los traductores de la UE mantienen asimismo versiones personalizadas de memorias y otros sistemas informáticos de ayuda a la traducción. Los servicios de traducción de las distintas instituciones cooperan entre si a través de un Comité interinstitucional de traducción e interpretación.
Las instituciones de la UE disponen de un equipo de traductores profesionales altamente cualificados que traducen textos a las 20 lenguas oficiales. En la UE hay ofertas de empleo de traductores de plantilla (destinados en alguna de las sedes de las instituciones), y traductores externos que trabajan en régimen autónomo. Pero a estos se añaden los juristas lingüistas que son traductores licenciados en derecho.
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Interpretación en la UE:
La Unión Europea consta de 27 miembros y de 23 lenguas oficiales; por lo que esta situación es única en el mundo. El Parlamento Europeo cuyos diputados, elegidos por los ciudadanos debaten las propuestas de legislación o en los numerosos grupos de especialistas en diversos temas que ayudan a la comisión requieren de la interpretación ya que se deben comunicar entre ellos. Los ciudadanos de la UE tienen derecho a contribuir a la integración europea y se les alienta a ejercer su derecho y por ello hacerlo en su propio idioma; por ello es de tanta relevancia que en el Parlamento se de la interpretación. Las instituciones de la UE cuentan con intérpretes de conferencias. La interpretación al contrario que la traducción tiene que ver exclusivamente con la comunicación oral; la cual se trata de transmitir un mensaje de un idioma a otro de manera natural y fluida, adoptando la expresión, el tono y la convicción del orador.
El que cada uno de los representantes pueda hablar en su propia lengua y por ello expresarse sin ningún problema es fundamental para la legitimidad democrática de la UE. Los intérpretes de las instituciones de la UE posibilitan la comunicación oral multilingüe cuando los interlocutores no hablan la misma lengua.
Como hemos visto antes, las lenguas oficiales estas establecidas por el reglamento nº1 del Consejo, de 1958; que se ha ido modificando según se van adhiriendo los nuevos miembros.
Las intervenciones orales en reuniones y negociaciones constituyen un elemento esencial de la toma de decisiones en la Comunidad. La interpretación por lo tanto tiene que ver exclusivamente con la comunicación oral trasladando un mensaje oral de un idioma a otro de manera natural y fluida.
Las instituciones de la UE celebran al año decenas de reuniones en las cuales requieren la presencia de intérpretes y por ello cuentan con 800 intérpretes de conferencias. La mayoría de los intérpretes que desempeñan la labor cotidiana pertenece al personal de plantilla del Parlamento Europeo, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas o la Dirección de Interpretación de la Comisión Europea. Estos tres servicios cooperan en la gestión de un equipo de 2700 intérpretes autónomos. Los servicios de interpretación de la UE cuentan con una amplia experiencia en reuniones multilingües y pueden ofrecer asesoramiento en la manera de trabajar.

Para la formación de intérpretes la Dirección General de Interpretación de la Comisión Europea colabora muy estrechamente con las universidades para garantizar una formación de mayor calidad orientada ya a la actividad profesional en este ámbito. Existe un programa de subvenciones para proyectos que aporten una dimensión europea adicional a un curso de formación de interpretación.
Los servicios de interpretación de las instituciones europeas emplean personal administrativo y técnico. Para obtener un puesto en la plantilla se aplican las mismas normas que para cualquier otro puesto permanente en las instituciones europeas con el fin de garantizar la igualdad a todos los ciudadanos de la Unión, la contratación esta basada en un procedimiento de selección de oposiciones generales, de las que se obtienen listas de reserva de candidatos seleccionados; por lo que los intérpretes se contratan a partir de esta lista en función de las necesidades. Intérpretes como agentes temporales también se contratan de forma excepcional por necesidades especiales o urgentes. El Parlamento, la Comision y el Tribunal del las UE tienen sendos servicios de interpretación y estos se ponen de acuerdo para la contratación ya que se hace de forma conjunta.

Los estudiantes de interpretación pueden solicitar las ayudas a la movilidad gestionadas por la Dirección General de Educación y Cultura de la Comisión Europea. Tambien hay subvenciones para la formación de intérpretes de conferencias.
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LAS LENGUAS OFICIALES Y DE TRABAJO, Y SU ORIGEN
Las lenguas oficiales de la Unión Europea son aquellas lenguas oficiales de todos los estados miembros. Entonces, ¿si son 27 países, serán 27 lenguas, no? La respuesta es no porque hay países en los que se habla la misma lengua, por ejemplo Irlanda y Reino Unido. Las 23 lenguas oficiales de la Unión Europea son el alemán, el búlgaro, el castellano, el checo, el danés, el eslovaco, el esloveno, el estonio, el finés, el francés, el griego, el húngaro, el inglés, el irlandés, el italiano, el letón, el lituano, el maltés, el neerlandés, el polaco, el portugués, el rumano y el sueco.
¿Qué significa que sean oficiales? La oficialidad de las lenguas hace que estás sean válidas en el seno de la Unión Europea. Esto supone que los eurodiputados pueden emplear cualquiera de las 23 lenguas oficiales en el Parlamento, que las normas, sentencias, actos administrativos de la UE se dictarán en las 23 lenguas (siendo todas ellas derecho al ser normas auténticas, no meras traducciones). Ahora bien, este uso oficial no quiere decir que se maneje cualquier lengua para el funcionamiento ordinario de la Unión. Aquí, es donde aparecen las lenguas de trabajo que son el inglés, el francés, y el alemán.
Por lo general, la Comisión Europea emplea el inglés, el francés y el alemán como lenguas de procedimiento, mientras que el Parlamento Europeo proporciona traducciones a diferentes lenguas según las necesidades de sus diputados.
Las lenguas de trabajo son las 3 lenguas con mayor uso en la UE, se han seleccionado estas tres para agilizar la burocracia. Para una rápida interconexión del funcionariado entre la UE y de todas sus instituciones. De otra forma, sería un sistema que se anquilosaría (como le ocurrió por ejemplo a Felipe II con su modelo burocratico) y no daría resultado productivo alguno. Por razones de tiempo y presupuesto, son relativamente pocos los documentos de trabajo que se traducen a todas las lenguas.
El origen de las lenguas de la unión procede de distintas familias linguisticas, de ahí su diversidad y pluralidad, aunque se pueden inscribir en tres principales familias: indoeuropea, finoúgrica y semítica la más extendida. Las lenguas evolucionan al hilo de la historia. Los movimientos migratorios han traído a Europa oleadas sucesivas de lenguas que, a su vez, se han ido transformando al ritmo de los acontecimientos. La caída del Imperio Romano, por ejemplo, propició un proceso que dio lugar al desarrollo de las lenguas románicas como el francés, el italiano y el español.

La mayoría de las lenguas europeas modernas proceden de un tronco común originario de Asia central o Anatolia, una lengua protoindoeuropoea cuya evolución exacta sigue siendo objeto de debate.

La mayoría de las lenguas europeas pertenecen a algún grupo de la familia indoeuropea:

Báltico: lenguas bálticas orientales (letón y lituano) y occidentales (p.e. prusiano antiguo).

Céltico: lenguas britónicas (p.e. galés) y goidélicas (p.e. irlandés).

Germánico: lenguas nórdicas (p.e. danés y sueco) y lenguas occidentales (p.e. neerlandés, inglés y alemán).

Románico: lenguas dacorrománicas (p.e. rumano), galorrománicas (p.e. francés), iberorrománicas (p.e. portugés y español), italorrománicas (p.e. italiano) y retorrománicas (p.e. romanche).

Eslavo: grupos oriental (p.e. ruso), meridional (p.e. búlgaro y esloveno) y occidental (p.e. checo y polaco).

El albanés y el griego son también lenguas indoeuropeas, pero sin parentesco con los otros grupos de la familia indoeuropea.

Otras lenguas europeas tienen, sin embargo, raíces completamente diferentes. El estonio, el finés y el húngaro pertenecen a la subfamilia finoúgria de las lenguas urálicas, que se creen procedentes del oeste de los montes Urales, la Rusia actual.

El maltés es una lengua semítica de raíces árabes. Para el euskera, hablado por unas 800 000 personas, no se ha podido establecer relación con ninguna otra familia lingüística.



Con respecto a la diversidad lingüistica y las lenguas minoritarias, el artículo 22 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, adoptada en 2000, declara el respeto de la UE a la diversidad lingüística, y el artículo 21 prohíbe la discriminación por razón de lengua. El primero, junto con el respeto a la persona humana, la apertura a otras culturas y la tolerancia, es uno de los valores básicos de la UE.


El principio se aplica no sólo a las 23 lenguas oficiales de la UE, sino también a la multitud de lenguas regionales y minoritarias habladas por diversos grupos de población. Por eso la Unión Europea no quiere ser un crisol reductor de las diferencias, sino un espacio que aprecia la diversidad como fuente de riqueza.

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