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miércoles, 6 de junio de 2007




La verdadera historia del hombre que contó la masacre de Tiananmen
Federico van Mameren y Daniel Desseinenviados especiales del Diario La Gaceta
LiberPress/ La Gaceta On Line - Miércoles 6 de Junio de 2007 - El chino Shi Tao está en prisión desde 2004 y acaba de ser elegido periodista del año. Su madre viajó a Ciudad del Cabo a recibir el galardón, pero teme que ahora la persecución empeore. La nota de Yahoo que desencadenó la desgracia....

CIUDAD DEL CABO, Sudáfrica.-Shi Tao acaba de ser elegido el periodista del año de la WAN (World Association of Newspapers, que en castellano significa la Asociación Mundial de Periódicos). Este periodista chino no sabe que ha recibido la Pluma de oro de la Libertad. Tal vez lo intuya, porque este mes su madre no fue a verlo a la celda. "La última vez que estuve con él fue el 13 de mayo. Lo miré y le dije: "es posible que no pueda venir". Alcancé a susurrarle la palabra "Sudáfrica, pero no sé si me entendió".

Gao Qinsheng ( foto der) se acomoda los anteojos, cierra los ojos y espera que el traductor le diga en chino lo que LA GACETA pregunta.
-¿Por qué no le contó?
-Es imposible. Sólo tengo media hora por mes para verlo. Hay un vidrio que nos separa y a mi lado se sienta un policía y del otro lado, Shi Tao también tiene otro policía pegado.Shi Tao no es un asesino a sueldo. Es un periodista que el 24 de noviembre de 2004 escribió una nota que mandó por el mail de Yahoo que chequeaba todos los días. En la nota se animó a contar las órdenes que había dado el gobierno chino a los medios para que no cuenten la verdadera historia de lo que había pasado en la plaza Tianamen. "Shi Tao es ingenuo y romántico. No tomó precauciones. La policía lo siguió y cuando iba a visitar a un amigo periodista que vive a unos 1.000 kilómetros de la casa, lo agarraron. Lo encapucharon cuando bajó del auto y lo encarcelaron. Fue todo ilegal", dice la madre del periodista que trabaja en el diario Noticias Económicas Contemporáneas. Se acomoda los anteojos y abandona el tono sereno. Su voz se hace más gutural y empieza a mover las manos: "Vinieron a mi casa se llevaron la computadora y comenzó el juicio que ya lo condenó a 10 años de prisión". -¿Qué pasó en el juicio? (Parece que Gao Qinsheng se ríe, pero en realidad es el gesto de la decepción, de la frustración).
-Llamamos a cinco abogados, pero siempre nos dejaban solos. Logramos contratar a uno de Shangai y le terminaron quitando la matrícula. Entonces, la Corte de Justicia nos designó un abogado y Shi Tao ya lleva 3 años preso. -¿Cómo se justificó la condena?
-La sentencia se apoyó en tres evidencias: 1) El testimonio de Yahoo. 2) El artículo publicado en un sitio de Estados Unidos y 3) el pago de ese sitio que le había dado $100 dólares por artículos muy críticos que había hecho mi hijo. -¿Cuál fue el testimonio de Yahoo?
-Yahoo China no sabía cual era el contenido del artículo pero dio a conocer quién era el autor y el dueño de la dirección de Internet de la cual había salido. -A usted le fallaron la Justicia y el gobierno; ¿por qué no hizo reclamos en el Poder Legislativo?
- El Congreso escuchó su caso y dijo que cambiaría la Constitución para mejorar la libertad de prensa y al final hacía lo que quería la policía. La mujer mira a los ojos. Confiesa que no aún no sabe si le dirá a su hijo que ganó la pluma de oro de la libertad. Está segura que hizo lo correcto cuando vino a Sudáfrica a recibir el premio en nombre de Shi Tao. Está segura de que cuando vuelva, la Policía China le hará la vida imposible. "Tal vez yo también termine en la cárcel", le cuenta a LA GACETA. -Entonces, ¿Por qué vino aquí?
-Tenía una gran opresión. Aquí pude decir lo que pasa y lo que sentía. Tuve la oportunidad de expresar mis sentimientos.El lunes pasado, en el auditorium del Centro de Convenciones de esta ciudad, esta mujer pequeña de 61 años hizo lagrimear a los más de 1.600 periodistas que vinieron a debatir sobre el futuro de la industria editorial. Sólo se limitó a agradecer. Juntaba sus manos, lloraba e inclinaba su cuerpo haciendo la típica reverencia oriental.-¿Qué sintió en ese momento?
-Me di cuenta de que tanto sufrimiento tuvo sentido. China está en contra de mi hijo, pero el mundo está a favor. Esta fue una prueba de su inocencia. Comprendí que nada es más valioso que la libertad. -¿Ahora está más tranquila?
-No, aunque yo muera no podré estar en paz.Con esta frase la mujer desafía el proverbio chino que anuncia que la paz llegará tras la última expiración. "¿Cómo voy a estar tranquila? mi hijo no pudo ser feliz por mirar a los demás". Gao Qinsheng une sus manos, hace una reverencia y se despide de LA GACETA. "Espero que a ustedes no les hagan nada. Mi hijo tal vez haya elegido la profesión equivocada. Ya no tendrá dónde escribir y un periodista no puede vivir sin escribir"…

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